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El gobierno de la iglesia

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1. Los ancianos y diáconos son los únicos oficiales de la iglesia. Bajo su administración y coordinación, todos los miembros tienen oportunidad de servir según sus dones y talentos.

2. Los ancianos, también llamados a veces presbíteros o pastores y maestros, tienen a su cargo el gobierno de la iglesia, y son responsables en primer lugar directamente a Cristo. Gobiernan según la ley de Cristo, no según los deseos de la iglesia. Sin embargo, guardando absoluta fidelidad a Cristo, permanecen en constante consulta con la iglesia entera para que la iglesia entera administre su vida y sus actividades. Así la iglesia recibe los dones y la sabiduría que aportan todos los miembros del cuerpo. No hay jerarquía entre los ancianos, sino que todos ellos son de la misma autoridad. Normalmente algunos de ellos han recibido de Dios una medida mayor del don de la predicación y la enseñanza, y estos especialmente son llamados “pastores”, aunque estrictamente el título es de todos. La congregación confirma mediante el voto la vocación que Dios ha hecho a los ancianos.

3. Los ancianos no son “jefes” en la iglesia. Son ministros de Jesucristo para la iglesia, siervos para ella. Por lo tanto, si bien son tenidos como dignos de doble honor, son a la vez miembros de Cristo, en sumisión a Él en sus funciones, igual como en el caso de todos los miembros en cuanto a las suyas.

4. Como todos los miembros, incluidos los pastores, son miembros del cuerpo de Cristo bajo una sola cabeza que es Cristo mismo, todos deben ejercer sus dones y hacer uso de la sabiduría que Dios les haya dado. La participación de todos queda bajo la administración y la vigilancia de los ancianos quienes son puestos como presidentes. En lo posible, debe haber más de un solo anciano en una misma congregación.

5. Cada iglesia, es decir, cada congregación, es autónoma en su gobierno, pero debe vivir en constante confraternidad, consulta, y colaboración con otras que son de una misma orientación.

6. Los diáconos cuidan especialmente de los asuntos materiales de la iglesia, como por ejemplo, ayuda para los enfermos y pobres, las finanzas de la iglesia, asuntos legales, y asuntos del plantel. Sin embargo, sin duda su ministerio es espiritual. Sirven de testimonio y de edificación a todos aquellos a quienes sirven, dando alimento espiritual juntamente con las otras ayudas. La congregación elige a los diáconos.

7. No nombramos a mujeres como ancianos o diáconos, porque creemos que la Biblia lo prohíbe. Creemos que ellas no deben ejercer autoridad sobre el varón. El hecho de no tener gobierno en la iglesia no indica inferioridad o incapacidad, sino solamente la voluntad de Dios dada a conocer en las Escrituras. La mujer tiene mucho que hacer en la iglesia. Por ejemplo puede ser maestra de los niños o de las damas. Hace obra de evangelización. Hay tantísimos detalles importantes que dependen del toque y del consejo femenino para su perfecta realización.