Debemos consolarnos en el evangelio en lugar de caer en el pesimismo de esta era. Además de que seamos creyentes, confiados, con buena esperanza, nuestro deber es ser evangelistas. Nuestro porvenir está en Dios, no en la política ni en las protestas, así el mundo diga lo contrario.
Dios es el dueño del mundo y nos ha dado Su voluntad, esa es nuestra tarea, que alumbre la luz de Dios en nosotros, esta es la campaña que debemos hacer. Descansemos en el Señor, llevando adelante Su programa. Debemos acercarnos a Dios, en lugar de confiar en nuestras fuerzas.
Podemos estar confiados de que a pesar de la situación que vivamos, incluso si es castigo, este será para bendición, porque Dios a quien ama castiga. Que aprendamos a someternos, contentos con toda la Palabra de Dios, bien entendida, para no desequilibrarnos hacia un lado o hacia otro.