Toda verdad está relacionada con toda la verdad. Si algún elemento suyo se queda afuera, el cuadro queda incompleto. ¿Ha tenido la experiencia de armar durante horas un rompecabezas, sólo para descubrir al final que hace falta una pieza? Quizás fue una pieza de poca importancia,... (Foto: Robert/Flicker)
En el universo de Dios, la verdad existe como sistema. Es decir, todo tiene relación con todo. No podemos dejar afuera ningún elemento sin ocasionar un defecto en alguna medida en el cuadro total. Por eso, cuando vivimos sin tener en cuenta todo el sistema, vivimos, en alguna medida, confusos y perjudicados. (Foto: Nathan Friedly/Flickr)
¿Por qué el cristianismo está doctrinalmente tan dividido? ¿Por qué no pueden los cristianos ponerse de acuerdo en cuanto a lo que el cristianismo enseña? Seguramente una de las razones es que no pasamos suficiente tiempo estudiando la Biblia. (Foto: John Scalzi/Flickr)
Presentamos ahora tres textos en los cuales vemos la soberana actuación libre de Dios y la actuación necesaria y libre del hombre. No hay en ninguno de los tres textos a continuación ningún intento de explicar cómo pueden ser ciertas las dos actuaciones, ambas libres, pero a la vez, la de Dios, totalmente soberana. (Foto: Lawrence OP/Flickr)
Recordando nuestra tesis en estos escritos, vale la pena repasar y recordar el hecho glorioso de la soberanía de Dios. Miremos, pues, unos textos al respecto. Lo hacemos para que tengamos muy en cuenta esta verdad, una de las dos que vamos examinando con el fin de dar a cada verdad su justo énfasis tal como la Biblia hace. (Foto: rojiro/Flickr)
Nuevamente enfatizamos la soberanía de Dios. Lo hacemos porque, aun declarando que creemos que Dios es soberano en todo, y que "todo lo que quiere, lo hace", sin embargo tenemos la tendencia de poner límites sobre lo que Dios hace y no hace. (Foto: Jussi Olilla/Flickr)
Comenzando esta entrega sobre nuestro tema, le invito a leer Isaías 44:21-45:7. Por favor, léalo buscando los dos elementos de nuestra tesis. ¿Encontró los dos elementos, la actuación suprema de Dios y, a la vez, la actuación libre del hombre? (Foto: David Stanley/Flickr)
Todo comenzó con la creación. Dios hizo los cielos y la tierra y todas las cosas que en ellos hay. Si perdemos de vista este hecho, si no tenemos en cuenta de quién es el mundo, de quiénes somos nosotros, toda nuestra comprensión del mundo resulta viciada. (Foto: Nasa/Flickr)
En este capítulo tratamos otro pasaje, en el cual se presentan las dos verdades de nuestra hipótesis juntas: la soberanía de Dios, y a la vez, la actuación que Dios espera del hombre. (Foto: Nick Thompson/Flickr)
Si Dios es soberano, ¿por qué no pone todo en el mundo de acuerdo con su ley? ¿Por qué permite tantas injusticias? La respuesta es que no arregla todo porque siendo Él el encargado de todo... (Foto: Sathish J/Flickr)
Tratamos otro caso más de la actuación soberana de Dios obrando su voluntad a favor de su pueblo, pero, a la vez, involucrando a su pueblo, cuya obediencia se tiene por indispensable. Se trata del caso de la conquista de la tierra santa bajo Josué, sucesor de Moisés... (Foto: Walters Art Museum/Flickr)
¡Qué bueno tener instrucción sobre el mundo y la vida como éstos son en verdad! Vivir con instrucción parcial resulta inevitablemente en deformaciones y desilusiones. Sin la verdad completa, no experimentamos la armonía y la hermosura que Dios quiere para nosotros. (Foto: Missional Volunteer/Flickr)
¿Cuál debe ser nuestra actitud ante Dios, es decir, nuestro estado de ánimo en su presencia o en cuanto a Él? Hay muchas formas en que pudiéramos responder a la pregunta, pero en este escrito, nos enfocamos en dos que son algo difíciles de expresar al tiempo... (Foto: Paul O'Rear/Flickr)
¡Cuán difícil es conservar presente en el pensamiento de uno el conjunto de verdades que la Biblia presenta! Somos muy propensos a enfatizar ahora una verdad, ahora otra, sin enfatizar, sin embargo, cada una en sus justas proporciones e implicaciones, interpretada y entendida cada una a la luz de las demás. (Foto: Missional Volunteer/Flickr)
Romanos 6:1-7:6 es uno de esos párrafos bíblicos difíciles. Entendemos lo suficiente como para regocijarnos mucho en lo que dice: “…Hemos muerto al pecado…” Es decir, el pecado ya no puede condenarnos, y tampoco puede dominarnos; no tenemos que pecar, como era el caso antes de creer en Cristo. (Foto: CMS/Flickr)
El Caso de Senaquerib. Para lo que sigue es importante una lectura de Isaías, capítulos 36 y 37. No vamos a analizar todo el evento, aunque sí sería importante. Este relato lo encontramos tres veces en la Biblia. Véase también 2 Reyes 18:13-19:37 y 2 Crónicas 32:1-23. Se puede inferir entonces que nos ofrece muchas lecciones. (Foto: Tim Milkins/Flickr)
El caso de los gálatas. Queremos vivir con la verdad, Toda la verdad. Es la única manera de no equivocarnos. La Biblia nos dice la verdad. No es la única revelación de verdades, pero es la única que explica la verdad que está detrás de las otras (las de las ciencias naturales, por ejemplo). (Foto: Lawrence OP/Flickr)
Hebreos, más que cualquier otro de los 27 libros del Nuevo Testamento, explica la obra sacerdotal de Jesucristo. Claro, Romanos explica el evangelio de manera más completa que Hebreos, pero no explica tanto como Hebreos el punto central del evangelio, el que proclama que Cristo murió por nuestros pecados. (Foto: Karim Ganthous/Flickr)