Cristo manda que todo creyente en Él, al creer, debe ser bautizado. El bautismo no salva a la persona, pero sí es útil. Sirve como señal y como sello de la fe del creyente. No es un rito vacío, sino que Dios bendice a la persona que se bautiza, confirmándole y fortaleciéndole en la gracia de Cristo Jesús. (Foto: Taylor McBride/Flickr)