“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.” Is. 58:13-14
Si el sábado, día de reposo del Antiguo Testamento, que fue una sombra del día del Señor (Col. 2:16-17), era esperado y celebrado con suma alegría por el verdadero judío, ¿con cuánta mayor alegría no debemos esperar y celebrar el día del Señor, sabiendo que con la resurrección de Jesucristo, Dios reposó de la obra de creación espiritual de su pueblo?
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.” 1 P. 1:3.
Que nuestro Dios nos de un muy feliz día del Señor.
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