Para comenzar, por favor, leer 1 R. 17:1-7; 18:20-45 (Foto: Paul David/Flickr)
Santiago, en el capítulo 5 de su carta, presenta al profeta Elías como ejemplo de la eficacia de la oración. Dice que Elías pidió a Dios que no lloviera y Dios envió sequía por 3 años y medio, luego Elías oró otra vez y Dios envió lluvia nuevamente. ¿Nos enseña este ejemplo que la oración es un canal abierto para que Dios nos dé todo lo que le pedimos? ¿Elías pidió por gusto, o para demostrar que el Señor le daba todo cuanto pedía? Veamos:
1. Pedir quitar la lluvia estaba de acuerdo con la voluntad de Dios. Israel había dado la espalda a Dios, caminando en pos de dioses ajenos; especialmente siguiendo el culto a Baal, según la orden de la perversa Jezabel. Dios le advirtió a Israel en la ley que si el pueblo se corrompía entonces uno de los castigos sería cerrar los cielos. Así que la petición de Elías no fue un capricho, sino que estaba conforme a la Palabra de Dios. El fin era disciplinar a Israel, para que éste entendiera que el único Dios es el Dios de Israel. Leer Dt. 28:15-24
2. Pedir que lloviera también fue algo que estaba de acuerdo con la voluntad de Dios. En la confrontación que hubo entre Elías y los profetas de Baal, el pueblo Israel vio que el Dios de Israel sí le respondió a Elías, con fuego del cielo, mientras que no hubo respuesta para los profetas de Baal. El pueblo (aunque no con un arrepentimiento profundo), confesó que Jehová es Dios y ayudaron a Elías para eliminar los profetas perversos. Primero reconocieron que Jehová es Dios, enseguida quitaron los anatemas, y luego ante la petición de Elías, Dios envió la lluvia sobre el territorio israelita. Leer 1 R. 8:35-36; Dt. 13:1-5
Conclusión. La oración que Dios escucha es aquella que está de acuerdo con Su Palabra, es decir, conforme a Su voluntad.
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