Tenemos un problema grave en el mundo del momento. Bueno, no es sólo de ahora; siempre ha sido un problema. El problema es el de resistir la autoridad en todas las esferas de la vida. ¡Pobres padres, profesores, policías, y pastores! (Foto: Sam Rodgers/Flickr)
SUJETOS A LA AUTORIDAD
Tenemos un problema grave en el mundo del momento. Bueno, no es sólo de ahora; siempre ha sido un problema. El problema es el de resistir la autoridad en todas las esferas de la vida. ¡Pobres padres, profesores, policías, y pastores!
En buena parte el desorden social de ahora y siempre se debe a que no hay sumisión a las autoridades que Dios ha establecido. La primera autoridad es Él mismo. Luego, nombra las autoridades delegadas para una sociedad ordenada, libre y en paz. Pero, nadie quiere someterse a nadie. Así, pues, Efesios 2:21 es siempre pertinente: Sométanse los unos a los otros en el temor de Dios.
Para esto vino Jesucristo, es decir, vino para acabar con el egoísmo. Un repaso de Romanos 12, por favor. Jesús decía a sus discípulos que el que no se niegue a sí mismo para servir a los demás no puede ser su discípulo, Lucas 14:27 y 9:23. Y, Mateo 20:28 habla: El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir. Es cierto; estos textos hablan de sacrificar todo para seguir a Cristo, no de someternos a las autoridades civiles o a los padres. Pero, el principio es el mismo. No hay derecho a rebelarse contra nadie. (Defenderse, quizás, sí).
Es importante explicar la frase anterior. Sí, podemos estar en desacuerdo con los muchos males que hay; sí, podemos exigir justicia. Pero, en el desacuerdo y ante la injusticia, no hay derecho de faltar al respeto que Dios ordena y volvernos violentos, 1 Pedro 2:13-20.
La policía abusa a veces de su poder. A la vez, muchas veces los ciudadanos provocan estos abusos. Los padres a veces son tiránicos (y lo mismo a veces los esposos), pero ni el hijo ni la esposa tienen derecho a deshonrar a quienes Dios manda honrar.
¡Difícil esto que vamos tratando! ¿Cómo corregir los males cuando los malos no cambian? ¡Nada fácil! Pero, esto, sí, sepamos, que dos males no hacen un bien. Paciencia. Para rectificar lo malo, hay que buscar maneras y medios aprobados por Dios. Si no, resultamos con un mal mayor, el de tener a Dios en contra. A corto plazo tomar las cosas en nuestras propias manos puede dar resultados positivos, pero a largo plazo el caos reemplaza la paz, pues Dios insiste en ser obedecido. O, igual de malo, la tiranía impone la paz, una paz que no es paz, sino el combustible para más violencia más adelante. Piense en las tantas naciones que están en guerra interna y externa en este momento. El terrorismo, la miseria, la destrucción, revolución tras revolución. Hay una alternativa: la de buscar al Señor en Cristo Jesús, la de dejar que él tome la venganza – contra todos aquellos que desafiándole, actúan como si un fin bueno justificara el uso de medios malos.
El problema es muy complejo. ¿Cómo rectificar las injusticias? Busquemos al Señor; hagamos lo que su ley permite y manda; no sigamos nuestra sabiduría y los recursos de la carne. Romanos 12:14-21 para una seria meditación. También 1 Pedro 3:8-18. Empapémonos de Biblia, tomando en cuenta no sólo estos textos, sino otros que tengan que ver con el tema de someternos a la autoridad, claro, sin ser indiferentes e indolentes para actuar en todo lo posible y debido. ¡Supliquémos al Señor su paz!