La iglesia como institución debe ayudar a organizar, promover, y coordinar la vida de la iglesia, pero es cada miembro quien determina con su aporte personal la medida de la salud de ella, claro, todo dependiendo de la obra y bendición de Dios mismo en todo. (Foto: Hilton Lieberum/Flickr)
Octubre. La Reforma y la Iglesia “Gracia y Amor”
El mes de octubre hace recordar La Reforma del siglo 16 en Europa y la bondadosa intervención de Dios a favor de su iglesia. La ICGyA busca orientarse según el lema formal de aquella reforma, es decir “Sola Escritura”. La autoridad máxima y absoluta sobre la iglesia es Dios mismo hablando por la Biblia. Buscando ser lo que debemos ser y progresar como debemos progresar, nos llamamos la atención a los siguientes elementos del programa de nuestra iglesia. Todos ellos van con el fin de cultivar nuestra vida en Cristo nuestro Redentor, para santidad de vida y para su gloria, según la Biblia:
- Los cultos de costumbre cada semana
- La Escuela Dominical
- El gobierno (los ancianos, los diáconos, y los miembros)
- Confesión de Fe y catecismos
- La Escuela para Maestros
- “Avance Bíblico”
- “Con Preguntas a través de la Biblia”
- La evangelización
- El compañerismo (domingo de compañerismo)
- El Colegio Cristiano
- Las Bibliotecas
- La emisora por internet
- Los grupos especiales: damas, jóvenes, varones
- La página web
- La iniciativa y el aporte de cada miembro individualmente
- Compañerismo y apoyo para con otras iglesias evangélicas y reformadas (Santander, el eje cafetero, Popayán, Cartagena).
- Apoyo a programas de instrucción y edificación por parte de otras iglesias o entidades evangélicas y reformadas.
Entendamos que la prosperidad de la iglesia depende del máximo uso posible individual y voluntario de cada miembro de estos elementos disponibles. La iglesia como institución debe ayudar a organizar, promover, y coordinar la vida de la iglesia, pero es cada miembro quien determina con su aporte personal la medida de la salud de ella, claro, todo dependiendo de la obra y bendición de Dios mismo en todo. Como iglesia Reformada, tenemos el deber y el privilegio de adelantar la causa de la gloria y de la gracia de Dios en el evangelio, pero CADA MIEMBRO ES RESPONSABLE de esto; no lo son sólo los pastores, diáconos, etc.
¡Qué privilegio el que cada uno tiene, de ser colaborador con Dios, 1 a Cor. 3:9!
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