Una primera enseñanza del pasaje tiene que ver con la actitud que tiene Josué ante la responsabilidad de dirigir el pueblo hacia la conquista de la tierra prometida. Él, así como debemos hacer nosotros, obedecía al Señor en todo, de manera inmediata e incondicional.
Cuando el pueblo estuvo a punto de comenzar la conquista, se encontró con el rio Jordán. En el momento, y por el tamaño del pueblo, eso fue un problema que no podían solucionar. La respuesta de parte de Dios no demoró. Él los haría cruzar el rio, y así nos deja otra enseñanza.
El pueblo debía mirar al arca, la cual es un símbolo de Jesucristo, a quien debemos mirar para lograr la salvación. El arca le recuerda al pueblo también su problema principal, el pecado de cada uno. Hoy día también debemos mirar hacia Cristo para obtener salvación, no hay otro camino.