En Mateo 5:20, El Señor Jesús no hace un contraste con la ley de Moisés, sino con la interpretación que hacen los escribas y fariseos de esta. En particular, en este sermón se ve el mandamiento no matarás, y lo que en realidad significa. No con base en la interpretación farisaica, que por demás es similar a la de nuestros días, sino con lo que en realidad quiere Dios.
Si alguien nos preguntara si somos asesinos, con toda seguridad diríamos que no, pero antes de responder tan rápido, recuérdese que este pecado, como el resto, incluye también los pensamientos. El Señor Jesús dice que aun el que aborrece a su hermano es homicida. Así, se incluye el enojo, la ira, y todo coraje que exprese falta de dominio propio.
Resulta, entonces, urgente que nos reconciliemos con nuestro hermano. Algunas preguntas finales, de reflexión, son las siguientes: 1) ¿quién es un asesino? 2) ¿qué merece un asesino? 3) ¿cómo podemos escapar del castigo? Todas las respuestas nos llevan, como se verá, a confiar sólo en el Señor Jesús para lograr reconciliación con nuestro creador, Dios.