¿Es mi enemigo también mi prójimo?
Pastor Augusto Ramírez, 15 de febrero de 2015
Como continuación del sermón anterior, se observa que así como David sirvió de ejemplo de cuando sí o no enojarse, el mismo Jesucristo mostró también enojo, por el celo santo, contra los cambistas en el templo. Por cualquier otra razón que no sea celo del Señor, nuestro deber es amar. Pero no podemos, necesitamos la ayuda del Señor.
Ahora siendo específicos con respecto a quién amar, esto es al prójimo, surge la pregunta, ¿pero quién en realidad es mi prójimo? Se estudiarán bastantes pasajes que muestran que, a diferencia de lo que decían los judíos, las personas consideradas como enemigas son también el prójimo.
Se concluye que el prójimo es todo aquel que necesita de nuestra ayuda. Esto puede verse claramente como la respuesta que Jesucristo dio por medio de la parábola del buen samaritano. Expresar ese amor por el prójimo es imposible para nosotros, Dios lo sabe, sólo nos queda acudir a Él, clamando de su ayuda para poder amar.
Pasaje central: Mateo 5:43-48 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.