¿Ha escuchado la expresión, "yo soy manso, pero no menso"? Resulta que no hay nada más contrario a lo que Dios expresa en su palabra con respecto a la mansedumbre. El ser manso implica un dominio controlado de nuestras acciones. El ejemplo que tenemos, por excelencia, es Jesús, de quien la escritura dice que es manso. Ser manso es además uno de los frutos del Espíritu en el cristiano. Este sermón analizará, a través de preguntas y sus respuestas, lo que es y lo que no es ser manso. Se verán ejemplos del antiguo y del nuevo testamento.