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Sermones

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Photo by Jarrod Skeggs / Copyright free

 

 


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A diferencia del agua y el aceite, la relación que existe entre la fe y las obras es una relación indisoluble, no podemos desligar las obras que Dios preparó de antemano para nosotros con una fe genuina, una fe dada por Dios para salvación. Ahora, es importante no pensar que la fe requiere de las obras humanas para ser completa, como lo piensa el mundo, este sermón nos lleva realmente a confrontarnos con la verdadera fe y su relación con las obras, o los frutos, de los cuales habla nuestro Señor Jesucristo en Mateo 5:16.   

El versículo para hoy: Hebreos 2.17. "Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en si misma." RV1960.

Bendiciones en Cristo.

 

La respuesta de los creyentes ante la venida del Señor

Frank Rodríguez, 30 de octubre de 2016

Amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón… así comienza esta sección, la cual muestra la respuesta que debe tener quien considera ser parte del pueblo de Dios. A su vez, debemos guardar sus palabras, es decir, la Biblia. Debemos transmitirlas a nuestros hijos, todo el tiempo.

Debemos también recordar lo que Jehová nuestro Dios ha hecho por nosotros: nos liberó del Egipto espiritual. A Jehová nuestro Dios debemos temer. A Él solo debemos servir. La adoración es solo para Él. Debemos también ser fieles y no andar en pos de dioses ajenos. Guardemos la ley.

Debemos recordar que Jehová nuestro Dios nos ha liberado del poder del pecado. Por último, y aunque implícito, debemos recordar que Cristo es nuestra justicia. Nosotros no hemos podido ser justos; es el Hijo de Dios quien se hace justicia por nosotros; aun así, debemos buscar ser justos.

1 Corintios 15

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La resurrección de los muertos

1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

y que apareció a Cefas, y después a los doce.

Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.

Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;

y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?

13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.

16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;

17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

 
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

1 Corintios 15

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La resurrección de los muertos

15  Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

y que apareció a Cefas, y después a los doce.

Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.

Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;

y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?

13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.

16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;

17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.

25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.

28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Juan 20

La resurrección

(Mt. 28.1-10; Mr. 16.1-8; Lc. 24.1-12)

20  El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.

Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.

Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.

Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.

Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,

y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.

Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.

10 Y volvieron los discípulos a los suyos.

Jesús se aparece a María Magdalena

(Mr. 16.9-11)

11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;

12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.

13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.

14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.

16 Jesús le dijo: !!María! Volviéndose ella, le dijo: !!Raboni! (que quiere decir, Maestro).

17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.

Jesús se aparece a los discípulos

(Mt. 28.16-20; Mr. 16.14-18; Lc. 24.36-49)

19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.

20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.

21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.

22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

Incredulidad de Tomás

24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.

25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

28 Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío!

29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

1 Corintios 15

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La resurrección de los muertos

15  Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

y que apareció a Cefas, y después a los doce.

Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.

Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;

y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?

13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.

16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;

17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.

25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.

28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?

30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?

31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.

32 Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para verg:uenza vuestra lo digo.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

 

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La salvación es por la fe

Pastor Jairo Chaur, 23 de noviembre de 2014

 

Ante una más de las preguntas del profeta Habacuc, el Señor da su respuesta en los versículos 2 a 4 del capítulo 2. Dios le dice al profeta que la respuesta que recibirá no será sólo para él, sino que debe escribirla, de tal forma que todo el mundo la pueda leer, y así fue, ahora la tenemos para leerla y consolarnos en ella en la Biblia.

El Señor comienza diciendo que sus decretos son eternos, y que sus palabras se cumplirán. El centro de la respuesta está en el versículo 4. El justo vivirá por la fe. Esta maravillosa respuesta fue utilizada por el reformador Martín Lutero, y esta misma frase se ve en la Biblia en pasajes centrales, como fundamento doctrinal.

La fe es en el salvador, Cristo el Señor, y la mayor injusticia que podemos cometer es no creer las palabras del Señor, en cuanto a la salvación por fe. El vivir, y tener una vida de servicio, por fe, tiene grandes beneficios, como puede ser el alejarnos de la tentación, entre otros. El llamado es a tener fe en el Cristo resucitado que nos da vida.


 

Pasaje central: Habacuc 2:2-4 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

2 Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. 3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. 4 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.

 

 

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Pasaje Central del Sermon: Isaías 26
 
 
Cántico de confianza en la protección de Jehová
 
Isa 26:1  En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. 
Isa 26:2  Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. 
Isa 26:3  Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 
Isa 26:4  Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. 
Isa 26:5  Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 
Isa 26:6  La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos. 
Isa 26:7  El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo. 
Isa 26:8  También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. 
Isa 26:9  Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 
Isa 26:10  Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. 
Isa 26:11  Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.
Isa 26:12  Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. 
Isa 26:13  Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. 
Isa 26:14  Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. 
Isa 26:15  Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra. 
Isa 26:16  Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. 
Isa 26:17  Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. 
Isa 26:18  Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 
Isa 26:19  Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. 
Isa 26:20  Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 
Isa 26:21  Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.
 
Tomado de: Reina Valera 1960. Sociedades Biblicas Unidas. 

 

La Santa Cena

Pastor Joel Zartman, 2 de octubre de 2011

 

Cada vez que se hace este memorial se recuerda la muerte de Cristo y se proclama el evangelio, por esta razón el que participa en ella debe hacerlo en un acto solemne y digno. El que lo hace dignamente participa en la verdad espiritual de Cristo en su muerte y resurrección, ya que discierne el orden que Dios requiere en la iglesia, muestra su sumisión y entiende de qué se trata caminar en los propósitos de Dios.

 

La soteriología

Pastor Joel Zartman, 20 de marzo de 2011

 

El evangelio existe para la gloria de Dios, cuando esto no ocurre, el evangelio pasa a ser algo meramente humano, y se degrada en su propósito, pierde su poder y no puede convertir a los hombres. En la salvación Dios se glorifica haciendo su provisión completa, ya que ésta es su propia decisión, Él elige, regenera y persuade al ser humano.

 

La verdadera obra del Espíritu de Dios

Pastor Joel Zartman, 19 de septiembre de 2010

Israel estaba triunfando, porque Dios peleaba por ellos. Josué, con gente de a pie, peleó en contra de un ejército armado con caballos y carros, y tuvo la victoria. Al finalizar, Dios les ordenó herir a los caballos y quemar los carros, para evitar que Israel confiara más en ellos que en Jehová.

Las victorias de Israel nos sirven a los creyentes como un anticipo de la victoria que tendremos sobre el pecado, el mundo y satanás. Aunque nuestra guerra no es por un territorio, ni en contra de un gobierno, nuestra lucha es espiritual. Así como Josué, no dudemos, y pongamos en acción.

La guerra que enfrentamos se intensifica a medida que se acerca la venida del Señor. Satanás será suelto de su prisión, y saldrá con furia en contra de los creyentes y a engañar a las naciones, afín de reunirlos para la batalla en contra de la ciudad amada, pero Dios peleará por nosotros.

 

La vida de oración

Pastor Antonio Orjuela, 25 de agosto de 2002


 

2 Corintios 1

Salutación

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya:

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Aflicciones de Pablo

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.

Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.

Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.

Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

10 el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;

11 cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.

 

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

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