Pastor Joel Zartman, 28 de agosto de 2011
La vida de Abraham fue una vida de pruebas que hasta el fin siguieron. ¿Pero qué cambió? Que él pudo responder cada día mejor y mejor. Así es la vida cristiana, las pruebas no se acaban, pero crecemos en nuestra fe, en la habilidad de aguantar y responder bien como Dios quiere.