¿Quién mató a Jesús?
Pastor Augusto Ramírez, 5 de abril de 2015
Los medios de comunicación en estos días muestran evidencias humanas que dicen que Jesús fue víctima de un complot de los judíos de ese entonces, en coincidencia con el poderío romano, todo en su contra. Esto apunta a un Jesús indefenso, a un hombre común y corriente. La verdad es otra, como se ve en la Biblia.
Fue el mismo Dios quién determinó la muerte de su único hijo, como cumplimiento a su justicia, en favor de su pueblo. Así mismo, fue Jesús mismo quien puso su vida, y no fue que alguien se la quitara. Sin embargo, como se ve en muchos pasajes en la Biblia, aunque Dios determinó, el hombre es responsable por sus acciones, y los que lo mataron son culpables.
Los asesinos de Jesús no pueden decir que no sabían lo que hacían. En Jesús se cumplieron las profecías del Antiguo Testamento, que ellos sabían. Nosotros tampoco tenemos excusa de no creer en Jesús. Así como cuando la luz vino al mundo, Jesús, y el pueblo prefirió las tinieblas, puede pasarle lo mismo. Escuche hoy el mensaje de Cristo.
Pasaje central: Hechos 2:22-36 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia.
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.