Jacob se detiene de su marcha hacia la tierra prometida. Está acompañado por sus esposas, hijos, siervos y todo el ganado que adquirió durante los 20 años de trabajo para Laban, su suegro. Tiene buenas noticias de parte de Dios, salen a su encuentro 2 Ángeles, que venían guardándolo, pero tiene temor de encontrarse con su hermano Esaú, quien viene acompañado de cuatrocientos hombres. Ora a Dios y hace planes para ese encuentro, esa noche lucha con Dios, hasta que es bendecido por Dios y recibe un nuevo nombre Israel.