En estos versículos Pablo desarrolla su pensamiento en contrastes: lo que éramos y lo que debemos ser. Como el verdadero evangelio nos transforma, las doctrinas cristianas nos cambian, nos orientan. Antes andábamos perdidos en el pecado y sin quien se nos orientara, vivíamos una vida de autodestrucción, estábamos extraviados. Pero por la bondad y misericordia de Dios, que derramó su gracia, y nos renueva en el espíritu ahora podemos hacer buenas obras.