Teología de la reconciliación - 3
Pastor Augusto Ramírez, 4 de enero de 2015
En los dos sermones anteriores se profundizó en cuanto a cuál es el plan de Dios con la reconciliación, y además el medio por el cual se logra esa reconciliación. En este, se trata el propósito, es decir, presentarnos santos, sin mancha e irreprensibles. Esto significa ser apartados, puros, y además que no hay cargos contra nosotros.
El último punto de esta serie es la evidencia, o prueba de la reconciliación. Al respecto podría preguntarse, ¿cómo saber si en verdad se es reconciliado? La respuesta está en la permanencia en la fe. Cuando se abandona la fe, eso en sí es una señal de que en realidad nunca se fue cristiano. La clave es la perseverancia.
Un cristiano puede pecar, ser débil, pero sus caídas nunca deben ser finales, sino que debe permanecer en la verdad del evangelio. El apartarse es una muestra de que no se es discípulo en realidad. Para finalizar, se listan 5 principios sobre la reconciliación los cuales serán expuestos en otra ocasión.
Pasaje central: Colosenses 1:20-23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.