Este pasaje corto, que solo está en el libro de marcos, es otra de las parábolas que explica cómo es el reino de Dios. En particular se enfatiza la soberanía de Dios, como puede verse en el hecho de que el sembrador debe esperar hasta que la semilla haga lo que sabe hacer, crecer.
El crecimiento del reino de Dios exige paciencia de nuestra parte, lo cual es muy diferente a que estemos inactivos. Nuestro deber es perseverar, pero sin ser impacientes, es importante que confiemos en Dios y aprendamos de las tribulaciones que puedan aparecer: confiemos en Dios.
No nos dejemos llevar por el pragmatismo y busquemos aplicar cualquier cosa que aparentemente de resultados numéricos, más bien dediquémonos a predicar la Palabra de Dios, tengamos fe, y con toda certeza el triunfo del reino de Dios llegará, con todo su esplendor.