“Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos;” Zacarías 7:13
Dios, con mucha paciencia, llamaba a Israel a dejar sus malos caminos, a volverse a Él, pero con algunas excepciones, en general la respuesta era despreció hacia Dios. No pensaron que Dios podía pasar de la paciencia al juicio, pero ese momento llegó, y cuando pasó, aunque clamaron porque veían cómo los horrores los abrazaban, Dios ya no los atendió.
El hombre natural vive conforme a los deseos de su corazón, consciente de que algunas cosas que practica no son aceptables delante de Dios, como la inmoralidad, el robo, la desobediencia, la mentira, la codicia; pero como le traen satisfacción carnal, las justifica, y en la mayoría de los casos se elogia, se enorgullece de haberlos cometido y sin temor alguno los quiere y busca seguir practicando. Pero otras cosas que practica, que son abominables al Señor, a la luz de las Escrituras, las considera como santas, miremos dos ejemplos: 1) creer en cosas ajenas a las Escrituras, como tradiciones, todo tipo de revelación como sueños visiones, apariciones; aunque las Escrituras afirmen que nada se le puede añadir (Apocalipsis 22:18-19); 2) ver como santo el rendirle culto a las criaturas, divinizando, queriendo o no, a cosas, personas o seres imaginarios, aunque la Escritura diga que esto es profanación del I y II mandamiento (Éxodo 20:3-6).
¿Cómo reaccionan estos cuando Dios usa a alguien para llamarlos al arrepentimiento, a volverse a Cristo para encontrar perdón y mudanza de vida, y así escapar del juicio venidero? Cuestionan, se burlan, se enojan, huyen, y dicen: “cuando esté cerca de morir me arrepiento, ahora tengo que disfrutar, vivir la vida.” Estos piensan que pueden ofender a Dios, despreciar sus llamados y que al final no es sino pedir perdón, y ya, “pues mientras haya vida hay esperanza,” dicen ellos. ¿Es esto cierto? Es verdad que a algunos Dios se les ha dado a conocer momentos antes de morir, como aquel que murió al lado de Jesús, pero esto no significa que necesariamente mientras haya vida hay esperanza de salvación.
A muchas personas ya Dios las abandonó para que hagan lo que no conviene para su propia condenación, los cuales por más que clamen no encontrarán sino el juicio de Dios. Lean por favor Romanos 1:18-32 y Mateo 25:1-13 para confirmar. Si hoy alguien con las Escrituras lo confronta y le exhorta a que se arrepienta, a que venga a Jesús con su carga de pecados, es hoy que tiene que ir a Él, tal como dice Hebreos 3:7-8 “… como dice el Espíritu Santo: Si oyeres hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones…” Si viene a Él es una señal de que Él está trabajando en usted para salvación, si desprecia su llamado sepa que está atesorando ira para para el día de la ira.
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