Dios da lo que pide. Pide justicia, y Cristo la pagó en la cruz. Pide vida, y el Espíritu Santo vivifica a los muertos en pecado. anthony_goto/Flickr
Manda que todas las personas se arrepientan de su pecado y crean en Jesucristo, único Salvador, y obra en ellas la fe y el arrepentimiento. Gracia sobre gracia, pero claro, esta gracia se hace eficaz siempre y solamente según la voluntad libre de Dios mismo. Dependemos de Él; miremos hacia Él.
No vaya a entender mal. Por un lado, no cabe la presunción como si uno no tuviera nada que hacer. Si bien Dios da, a la vez, Dios pide respuesta. La persona que no cree ya ha sido condenada, porque no ha creído en el unigénito Hijo de Dios. El que no cambie de parecer para lamentar y abandonar su pecado, y que no tenga su confianza en el único Salvador, se pierde. Está perdido.
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