“Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;” Salmos 18:32 (Foto: jpennycook/Flickr)
No son nuestras fuerzas, que son ningunas, ni nuestra inteligencia, que es vana; es el Padre, quien, por pura gracia, por Jesucristo, mediante su Santo Espíritu, opera poderosamente dentro de cada rescatado; quien nos da el valor, el coraje para enfrentar nuestro propio pecado, el cual de manera continua busca aplastarnos.
Es el Trino Dios, quien nos sacó del camino ancho de la perdición y nos colocó en el estrecho, en el camino perfecto, y no porque este no tenga dificultades; Él es quien nos conduce seguros a su reino, sin que nada ni nadie nos pueda sacar de él.
¡A Él sea toda la gloria!