"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios." Mateo 5:8 (Foto: mario/Flickr)
Es muy común escuchar a las personas decir: "yo amo con todo mi corazón, por eso nadie puede decir que tengo un corazón malo" Esto lo dicen porque conocen muy poco sobre lo que realmente es el corazón y, seguramente porque estamos hablando del amor humano.
1. Las personas venimos a este mundo con un corazón totalmente sucio. La Biblia enseña que está lleno de maldad: "malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos o robos, falsos testimonios, blasfemias o expresiones terriblemente ofensivas contra Dios, etc," Leer Mateo 15:18-20, Marcos 7:21-23. Estos pasajes nos enseñan que nuestro corazón es duro e insensible, como una piedra y engañoso. No es confiable; por ello Dios dice que no debemos confiar en nuestra propia prudencia. Leer Ezequiel 11:19, Jeremías 17:9-10, Proverbios 3:5. Este corazón sucio, mantiene esclava a la persona que no se ha convertido como esclava, por ello es que la persona de manera natural mira lo bueno como malo y lo malo como bueno. Confunde el amor con la pasión, a tal punto que pude decir que un día amó a tal persona, pero que ahora la odia, no percibe el inminente peligro en que se encuentra. Esto ocurre porque el corazón que gobierna su vida es engañoso. Leer Efesios 4:18-19.
2. Para que exista un corazón limpio, que conduzca a la persona a ver a Dios, es necesario nacer de nuevo; escuchar la Palabra de Dios, es necesario que el Espíritu Santo venga a su vida, y la transforme. En ese momento podemos decir que la persona se convierte en una nueva. El Espíritu coloca un corazón nuevo, el cual es completamente limpio, despojado de todo pecado; ese corazón nuevo es sensible a las cosas de Dios, ahora por su nueva naturaleza rechaza el pecado y se agrada de hacer lo bueno a los ojos de Dios.
Quiero colocar como ejemplo el de la prostituta que entró a la casa de Simón, el fariseo. Esta mujer vivió una vida totalmente depravada, apartada de toda santidad; de repente escucha la Palabra de Dios (pues no existe otra forma por medio de la cual el Espíritu obre) y el Espíritu viene a ella, ésta se da cuenta de la necesidad que tiene de Cristo y es así como corre y se postra a los pies de Jesús para ser perdonada. Ella llegó a Jesús porque había recibido del Espíritu Santo un nuevo corazón, de otra manera, hasta el final de sus días seguiría siendo esclava del corazón pecaminoso con que nació. Leer Ezequiel 36:25-27, Lucas 7:36-50.
3. Cuando la persona recibe el corazón limpio, pasa por el arrepentimiento, la conversión y por el proceso diario de santificación, hasta llegar a ser de espíritu perfecto. Este corazón nuevo, llamado también nueva naturaleza, no peca, comprende que es sólo con este corazón renovado que podemos amar con sinceridad a Dios y a nuestro prójimo como Él ordena. Leer 1 Juan 3:9, 5:18. 1 Pedro 1:22, 3:15.
4. Entonces, ¿por qué aun el mejor de los cristianos peca? Porque aunque la persona tenga un nuevo corazón, que es el que ahora reina en su vida, queda el viejo corazón con todo su arsenal de maldad, ya no dominando, pero si operando, oponiéndose a la naturaleza nueva. La lucha que debe librar el cristiano es diaria. Cuando el cristiano se descuida, el viejo corazón se levanta y ataca, por ello nuestro Señor Jesucristo nos ordenó vigilar y orar, para no entrar en tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. El corazón malvado llegará a su fin el día que partamos a la presencia del Señor. leer Romanos 6:14, 7:14-25, Gálatas 5:17. Leer Mateo 26:41.
Conclusión:
Todos nacemos con un corazón malvado, pero al nacer de nuevo por la obra del Espíritu Santo recibimos un corazón puro, el cual nos lleva a vivir no conforme a la carne sino conforme al Espíritu. Esa es la evidencia de que la promesa de ver a Dios es una realidad. Leer Romanos 8:1