De acuerdo con lo que sabemos de la soberanía de Dios, notamos que en relación con esta doctrina surge una serie de inquietudes con respecto a cómo conciliar la ejecución de los decretos eternos y soberanos de Dios con las acciones diversas y operaciones que las criaturas racionales hacen y deben cumplir responsablemente en la vida. (Foto: jiadoldol/Flickr)
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La soberanía de Dios y la oración
De acuerdo con lo que sabemos de la soberanía de Dios, notamos que en relación con esta doctrina surge una serie de inquietudes con respecto a cómo conciliar la ejecución de los decretos eternos y soberanos de Dios con las acciones diversas y operaciones que las criaturas racionales hacen y deben cumplir responsablemente en la vida.
Es así como ya se ha abordado el tema de la voluntad del hombre y la soberanía de Dios, y ahora pretendo acercarme al complejo asunto de la soberanía de Dios y la oración. Como ya lo podemos advertir, no es fácil discernir cómo se interrelacionan y coexisten en la práctica estos dos aspectos. Por lo mismo no pretendo ni presumo que mediante mi presentación queden totalmente resueltas las inquietudes e interrogantes que surgen a este respecto; sólo quiero exponer las ideas y principios que he logrado extraer del libro de A. W. Pink, que a su vez considero más importantes y pondero como valiosos para ayudarnos a comprender mejor este tema.
I. Conceptos más generalizados acerca de lo que es la oración y cuál es su propósito.
- Dios ha otorgado la oración como un medio para alcanzar sus bendiciones.
- Es una herramienta para apelar a Dios para que tenga cuidado de nuestras necesidades: es un cheque en blanco que Dios nos ha otorgado y nos invita a llenarlo paro lo que necesitemos.
- Es un instrumento que en su gracia le ha sido otorgado al creyente para desatar el poder de Dios.
- ¿Alguna otra?
* Hay sinnúmero de pasajes que podrían sustentar estas definiciones.
Objeciones que salen al paso a la luz de la soberanía de Dios:
1. Que se da la idea de que Dios puede cambiar el curso de las cosas. Cambio de planes.
2. Que el hombre posee un potencial ilimitado bajo su control. (El destino humano cambiado por la voluntad del hombre, es persuadir a Dios para que cambie el curso de las cosas).
3. Que se puede distorsionar la idea de Dios como señor y en algunos aspectos se considere o asuma el papel de siervo del hombre.
4. Que se aliente a los hombres a promover siempre sus intereses y no los divinos.
5. Se pueden frustrar los planes divinos si el hombre no ora
6. ¿A quién respondería Dios cuando dos hijos suyos le piden cosas contrarias acerca de una misma cosa?
7. ¿Alguna otra objeción?
+ También como en el caso anterior hay un cúmulo de pasajes que nos reafirman en estas objeciones, sólo uno: Samuel 2:6-8
6 Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir. 7 Jehová empobrece, y él enriquece; Abate, y enaltece. 8 El levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él afirmó sobre ellas el mundo.
+ Pensemos también en la doctrina de los decretos eternos.
Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder? Is. 14:27 Observemos también Jr. 15:1
II. ¿Por qué ha determinado Dios que oremos? Debemos pues discernir, a la luz de la Palabra, el principio espiritual que rige a la oración. Lo que quiero comunicarles es que cuando consideramos la oración desde la perspectiva humana la limitamos despiadadamente a un medio de gracia que promuevo los intereses del hombre en primera instancia y en consecuencia diríamos que el propósito de la oración es para que Dios nos conceda lo que necesitamos, pedimos o queremos.
Consideremos el propósito de Dios para la oración de acuerdo con sus intereses.
1. Es un instrumento para que Dios sea honrado por sus hijos; el incrédulo no ora. La verdadera oración es un culto que rendimos a nuestro Dios y Señor y mediante el cual le adoramos por lo que Él es en la gloria de sus atributos, y es la forma como somos bendecidos por ellos. Es también la oración una expresión de glorificación cuando reconocemos que todo lo que somos, tenemos y podemos alcanzar proviene de sus manos y su misericordia.
2. Es para nuestra bendición espiritual, para crecer en su gracia.
- Para humillarnos, dependencia absoluta de Él. Reconocimiento de nuestra nulidad e indignidad.
- Para ejercitar nuestra fe. Aprendemos a confiar, a arrojarnos en su sus brazos, a caminar como viendo al invisible. Hb. 11:6
- Para acrecentar nuestro amor hacia Él.
- Para aprender a gozarnos en Él. Disfrutar de su presencia, comunión etc.
3. Para reconocerlo como nuestro proveedor. Experiencia de necesidad, Mateo 6:8, No os hagáis, pues, semejantes a ellos: porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
4. Para reconocer su soberanía; “Hágase tú voluntad”. Orar es presentarme ante Dios, contarle mi necesidad, encomendarle mis caminos y dejar que haga lo que a Él le parezca mejor según sus propósitos eternos.
• Estos cuatro puntos deben ayudarnos en nuestra comprensión adecuada del porqué y para qué de la oración respecto a la soberanía de Dios.
III. La relación entre soberanía y oración: Dios ha decretado que ciertos acontecimientos ocurran inmutable y certeramente. Pero además, ha decretado que estos acontecimientos tengan lugar mediante los medios que Él ha designado para su cumplimiento.
Dios ha decretado los medios y el fin; la oración hace parte de esos medios. El Espíritu nos muestra en la escritura, como se nos insta a orar por aquello que Dios ya ha determinado que se realizará indefectiblemente. Jeremías 29:11-12. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;
Juan 17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. Y el versículo 11.
• Tengamos en cuenta el caso de Daniel cuando entendió acerca del fin de la cautividad por los escritos de los profetas. No obstante, oró por esta situación. También Elías sabía que Dios enviaría nuevamente la lluvia, pero oró.
Eugenio Line
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