Vamos a observar cómo la doctrina de la predestinación se encuentra a lo largo de las Sagradas Escrituras, y en perfecta armonía con los temas como lo son los decretos de Dios y la soberanía de Dios. (Foto: Tim Evanson/Flickr)
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La elección divina a través de las Sagradas Escrituras
Vamos a observar cómo la doctrina de la predestinación se encuentra a lo largo de las Sagradas Escrituras, y en perfecta armonía con los temas como lo son los decretos de Dios y la soberanía de Dios.
Es importante insistir en que la doctrina de la predestinación se halla de manera abundante y clara en todo el texto bíblico y que está implícita en toda la revelación que Dios da de sí mismo, y tratar de ignorarla o quitarla sería un atentado contra la totalidad del consejo divino.
Vamos entonces a ver la doctrina de la predestinación a la luz del Antiguo Testamento.
I. Demos un vistazo a la doctrina de Dios en el Antiguo Testamento
A lo largo de toda la literatura del Antiguo Testamento, y en todos los períodos de la historia registrados en ella se advierte un concepto fundamental de Dios, el cual subraya dos elementos esenciales, a saber: su personalidad y su poder.
El Dios que se revela en el Antiguo Testamento es una persona todo poderosa, Dios es un ser inteligente con sentimientos y voluntad, la cual se ejerce de manera libre.
Un Dios así no podía ser pensado de otra manera que como el que determina libremente todo lo que ocurre en el universo, el cual es su creación. Dios se ha revelado de esta manera en el Antiguo Testamento.
- Salmos 29:10, Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Por consiguiente, no es raro encontrar que Dios interviene en todo, pues todo se le atribuye a Él. En la escritura no se dice simplemente “que llueve” o “lloverá”, sino que Dios envia la lluvia.
- Salmos 65:9, Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces: Con el río de Dios, lleno de aguas. Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.
Este concepto es el que se conoce también como la providencia de Dios, la cual consiste en la ejecución de los decretos divinos.
En este orden de ideas, la revelación del Antiguo Testamento insiste en presentarnos a Dios como aquel que satura toda circunstancia de la vida. Quedan excluidos entonces la coincidencia, el accidente o la casualidad. No hay un solo acontecimiento que se sustraiga de la dirección de Dios; hasta echar suertes era un medio aceptado para conocer la voluntad de Dios, pues se reconoce que esta se encuentra bajo su control.
- Proverbios 16:33: La suerte se echa en el regazo; Mas de Jehová es la decisión de ella + Amos 3:6 Lam. 3:37,38. Ecl. 7:14
• Todo suceso o fenómeno es un acto suyo. Él es el que da, quita, levanta, abate, inclina y endurece el corazón de los hombres, etc.
• En una palabra, la soberanía de la voluntad divina como principio de todo lo que ocurre, es un postulado primario de toda la vida religiosa, así como la visión teológica del universo en el Antiguo Testamento.
II. Predestinación salvadora o soteriológica en el Antiguo Testamento
El término “predestinación” vamos a aplicarlo y manejarlo como el decreto de salvación de los pecadores.
En el Antiguo Testamento la predestinación ocupa un lugar muy importante, pues el tema central del decreto general de Dios es la salvación de los pecadores y en esta porción de la Escritura encontramos el testimonio de los tratos y propósitos divinos de misericordia con los pecadores. Todo el plan de gobierno de Dios está subordinado a su propósito de rescatar a los pecadores para sí.
Es importante, además, tener en cuenta que la doctrina de la elección enseñada en el Antiguo Testamento, no se sale del marco de las doctrinas fundamentales acerca de la naturaleza del ser de Dios y de sus relaciones con el universo. Es decir, deben guardar perfecta armonía con la doctrina de Dios que se revela en el Antiguo Testamento.
Por esta razón el decreto de la elección para salvación reposa exclusivamente en el amor de Dios, expresado como gracia divina, porque la gracia es la que armoniza perfectamente con la soberanía de Dios.
1. El Antiguo Testamento enfatiza que no es permitido al hombre creer que las bendiciones de Dios podían ser arrancadas de sus manos o ganadas por el propio esfuerzo o mérito.
-1 Samuel 2:9. El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
-Habacuc 2:4, He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
2. El ejemplo clásico de predestinación que reposa exclusivamente en el amor inmerecido de Dios o gracia divina es el caso del pueblo de Israel.
a. La predestinación de Israel tiene sus orígenes en la historia del establecimiento y reino de Dios que también es un tema protuberante en el Antiguo Testamento:
Este reino de Dios no se nos muestra en la escritura como producto del esfuerzo del hombre en busca de su creador, sino como el plan misericordioso de Dios mismo.
Este plan nos muestra la preservación de la raza después de su caída, y la reserva de una simiente que separa de la destrucción del diluvio, simiente que tiene continuidad en la familia patriarcal, que da a luz finalmente un pueblo que será el vehículo de su redención y el medio por el cual llagan las bendiciones mesiánicas para el mundo entero. En este proceso de formación del reino se advierte claramente la discriminación entre Ismael e Isaac, entre Jacob y Esaú. Para manifestar continuamente la predestinación de gracia.
b. La predestinación de Israel se describe en el Antiguo Testamento con un lenguaje que enfatiza continuamente la pura soberanía de la elección divina. Is. 43:20-21; Dt. 7:6-8; 9:4-6; 10:15; Lv. 20:24,26, 1 S. 12:22.
Conclusión
no queda más que aceptar que la elección de Israel es total y absolutamente soberana, fundada en el amor inmerecido de Dios y en el impulso de sus santos atributos.
Es inútil buscar escapatoria a esta doctrina fundamental del Antiguo Testamento y a su profundo significado e implicaciones.
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