Lo más preocupante es que la iglesia misma ha dejado de lado la doctrina del pecado. Poco es lo que se habla del pecado, y si se trata, es de forma superficial. ¿Cuál es el resultado de esta apatía a la doctrina del pecado? (Foto: Barbara Walsh/flickr)
Versión completa en pdf (3 páginas)
El pecado original
En nuestras últimas charlas hemos venido reflexionando en la doctrina de la redención, pero para poder apreciar la grandeza de la redención, la profundidad del amor de Dios expresado en la redención, debemos comprender la naturaleza del pecado.
Hoy ya muy poco se habla del pecado, pareciera ser que este es un tema superado para el hombre actual; que el pecado hiciera parte del pasado, de las etapas primitivas del hombre. Pero es un hecho que la ruina y el fracaso del hombre persisten. Ante esta realidad inocultable son muchas las razones las que se dan para tratar de explicar este fracaso, esta ruina del hombre, pero por ningún lado se habla de pecado, de la desobediencia hacia Dios.
Para el mal moral que vivimos se han dado explicaciones sociológicas, sicológicas, biológicas, todas las ciencias sociales tienen alguna razón que explica la condición del hombre y de igual forma proponen alguna solución. Pero, ¿si estamos superando el mal que a todos nos aqueja? ¿Podemos decir que hoy el hombre con todos sus avances en la educación, en la tecnología, en las ciencias sociales es una persona mejor? ¿Qué nos muestra la experiencia? Que vamos de mal… en peor. Vamos de mal en peor porque precisamente se ha dejado de lado la verdadera razón, el verdadero problema del hombre que es el pecado.
Lo más preocupante es que la iglesia misma ha dejado de lado la doctrina del pecado. Poco es lo que se habla del pecado, y si se trata, es de forma superficial. ¿Cuál es el resultado de esta apatía a la doctrina del pecado? Si no se conoce y admite la gravedad del pecado, si no se conocen y admiten las graves consecuencias del pecado, el resultado es que difícilmente se podrá predicar el evangelio; en estas condiciones el evangelio de Jesucristo no tiene razón de ser, no se necesita de la redención, la redención pierde todo su significado.
Para entender la grandeza del evangelio, la grandeza de la redención y del amor de Dios revelado en la redención, tenemos necesariamente que conocer y creer la doctrina del pecado.
El origen del pecado
La explicación bíblica para el estado actual de toda la raza humana se remite al hecho histórico de la Caída de Adán que se narra en Gn. 3. Adán sucumbió ante la oferta de la serpiente de ser como Dios si comía del árbol prohibido. Pero el asunto no termino ahí, porque su desobediencia tuvo consecuencias no solo para él, sino además para toda su descendencia, es decir, para toda la raza humana, así lo explica claramente la misma Escritura: “Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Ro. 5:12
Los resultados de este primer pecado
Primero observemos el carácter de la tentación que llevó al pecado. La tentación se centra en cuestionar a Dios:
1. Se cuestiona la generosidad de Dios: Gn. 3:1, observemos la pregunta de la serpiente a la mujer “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo (de ninguno) árbol del huerto?”
Es evidente el engaño que hay es esta pregunta, esto no era lo que Dios había prohibido; Dios les había dicho todo lo contrario: 2:16-17 “De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol (uno solo) de la ciencia del bien y del mal no comerás.” En otras palabras, Satanás le sugiere a la mujer que Dios es tacaño porque no les permite disfrutar de todos los árboles del huerto.
2. Se cuestiona la veracidad de Dios: versículo 4, tenemos la contra respuesta de la serpiente a la respuesta de Eva: “No moriréis”. Lo que Dios dice no es cierto, es lo que sugiere la serpiente…
3. Se cuestiona la integridad y la bondad de Dios; versículo 5 “Sino sabe Dios que él día que de él comáis... seréis como Dios”. En otras palabras, la serpiente le dice: Dios no quiere compartir con ustedes lo que le pertenece. Es un Dios egoísta.
Podemos ver que la tentación consiste en poner en tela de juicio el carácter de Dios. La lucha en la tentación es una lucha de fe: una lucha por creerle a Dios. Es así como el pecado no es simplemente una falta de obediencia, sino que implica también falta de fe, falta de darle a Dios el honor que se le debe.
Las consecuencias del pecado
1. Versículo 7 ¿Cuál es el primer cambio que experimentan Adán y Eva? Lo primero que descubren es que estaban desnudos; se volvieron conscientes de su carne. Antes de desobedecer a Dios estaban desnudos y no se avergonzaban (2:25); antes de pecar esto no les ocasionaba ningún problema. El pecado inmediatamente daña la relación armónica de la primera pareja, ahora se miran el uno al otro con nuevos ojos; ven su desnudez y sienten vergüenza, y se esconden el uno del otro tras las hojas de higuera. Vemos cómo el pecado daña las relaciones con su pareja, daño que se prolonga a la relación con su prójimo. El pecado es la razón de nuestra dificultad para sostener relaciones interpersonales.
2. Versículo 8 “El hombre y la mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios.” ¿Qué nos indica esto? Que la relación con Dios se daña. El hombre y la mujer son conscientes de la realidad de su culpa, sienten vergüenza y miedo ante la presencia de Dios, huyen de su presencia, se pierde la comunión con Dios. Como consecuencia de esto les sobreviene la muerte espiritual, son expulsados del huerto, versículo 23.
3. El pecado además daña la relación del hombre con la naturaleza, versículos 17 al 19. Antes del pecado no había existido ninguna fatiga, pero ahora Adán debía esforzarse, debía sudar, debía ganarse el pan con el sudor de su frente, tendría dificultades con la naturaleza.
El pecado daña las tres relaciones fundamentales de la vida del hombre, su relación con Dios, su relación con el prójimo y su relación con la tierra.
4. La muerte física, versículo 19, se le dice a Adán que debe volver al polvo del que proviene. Si hubiera obedecido, si hubiera continuado viviendo su vida en correspondencia con Dios, nunca habría sufrido la muerte física.
Pero la historia no termina allí con Adán y Eva, sino que las consecuencias de la Caída tienen impacto directo sobre su descendencia. El testimonio bíblico en este sentido es concluyente: Gn. 4. Tenemos el conflicto entre Caín y Abel, es aquí evidente como el problema de Adán y Eva se traslada a sus hijos. Gn. 6:5-7 Las cosas andan tan mal que Dios decide deshacer la creación y empezar de nuevo; manda el diluvio universal, todos los hombres murieron, solo sobrevivió Noé y su familia. Pero, ¿terminó el Diluvio con el problema del pecado? Esto no fue así, el relato de Génesis nos indica cómo se inicia nuevamente esa espiral del pecado Gn. 8:21. Esto nos demuestra el carácter universal del pecado, no sólo porque la Biblia lo declara, sino además porque la experiencia así lo demuestra y lo confirma.
Cristianos y no cristianos tienen que admitir que algo anda mal en el hombre, es evidente que el hombre carece de algo y que esto produce miseria y desgracia. Es un hecho el carácter universal del pecado, Ro. 3:10-12.
Antonio Orjuela, 2001
- ♦ -