“buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;” Amós 5:8 (Foto: SESCSP/Flickr)
Es asombroso darnos cuenta de lo poco que sabemos y de lo confuso que es nuestro conocimiento sobre lo que sabemos. Si observas a tu alrededor hay demasiadas cosas, aparentemente tan comunes u obvias sobre las cuales la ciencia (me refiero a aquella verdadera ciencia, que es honesta) se ha tenido que limitar a teorizar con relativa humildad, porque lo cierto es que una vez los científicos, luego de un incontable esfuerzo, encuentran lo que creen que es la última verdad, Dios les expone un sucesivo misterio del que puedan hacerse cargo.
Piensa por ejemplo en cosas tan cotidianas a nuestros ojos como un amanecer, un anochecer, el universo, las constelaciones y su orden. O en cosas aparentemente tan insignificantes como lo podrían ser la estructura de un hilo de telaraña o un capullo en metamorfosis, analiza la profundidad y acto maravillosos del amor de Dios que nos da en las cosas obvias y sencillas la majestad de la creación y de su amor.
Y tal vez podrías crear algún tipo de imitación de alguna de estas cosas cotidianas que te acabo de mencionar, haciendo uso de tus manos y con la ayuda de la más avanzada tecnología. Pero estoy absolutamente seguro de que jamás serías capaz de hacer algo idéntico, en perfecto orden, poder y excelencia mediado tan solo por el poder de tu voz.
Analiza estas palabras: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis 1:3). ¿Lo ves? Dios dijo y fue. Nada más medio allí, solo el libre poder incomprensible del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, creándolo todo en el Génesis para Su Gloria por medio de Su Voz, por medio tan solo de Su Palabra.
Como es evidente hay una eterna, infinita e incomparable diferencia entre tú y Él, y tu vida entera, la presente y la eterna dependen del Dios omnipotente Creador.
Por tanto, dice el profeta Amós: “Buscadme, y viviréis;" (Amós 5:4b)
No busques tu fortaleza ni tu vida en ningún otro lado, porque no hay nada mejor que buscar a tu Creador; fuera de Él no hay nada.
Búscalo a Él:
¡Y vive!
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