“Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás;
y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré.” 1 Crónicas 19:12 (Foto: biblepicturestories)
A pesar de que el rey David había procurado tener muestras de misericordia con los amonitas, estos habían decidido venir en guerra contra Israel, para lo cual, además de sus propios hombres, tomaron a sueldo treinta y dos mil carros y jinetes de Mesopotamia, Siria, Maaca y Soba, y los distribuyeron estratégicamente, colocándolos al frente y en la retaguardia de Jerusalén, sitiando así a la ciudad.
En este contexto es que Joab, el general del ejército israelita, en respuesta a la ofensiva amonita organiza a sus hombres de manera proporcionada, ubicando a los más aguerridos a su mando para enfrentar al poderoso ejército sirio, que venía en frente, y colocando al resto de hombres bajo la orden de su hermano Abisai para hacer frente a los amonitas que atacarían por la retaguardia. De este modo, Joab y Abisai con sus ejércitos quedarían espalda con espalda luchando en defensa de Jerusalén, por lo que Joab dice a su hermano Abisai: “Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré.”
A través de este pasaje podemos aprender acerca del esfuerzo conjunto que todos debemos hacer por el bien común de nuestro pueblo: la iglesia apoyándonos, y haciendo uso diligente de nuestros dones a lo largo de esta guerra vitalicia contra aquellos enemigos que como creyentes compartimos (el diablo, el mundo y nuestra propia carne), batalla en la cual debemos actuar como un mismo cuerpo, sin lugar alguno a individualismos. Por esto dice Gálatas 6:2: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.”
A través de este pasaje, vemos también a Joab animando a su hermano ante el enorme reto que les aguardaba, diciendo: “Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca.” (1 Crónicas 19:13)
Por tanto, en medio de esta situación tan delicada por la que estamos pasando, esfuérzate y esforcémonos, espalda con espalda, aferrados a Cristo y descansando totalmente el resultado en las manos sabias de nuestro todopoderoso Dios.
- ♦ -