“Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.” Génesis 7:16 (Foto: bertknot/Flickr)
Nos cuenta Hebreos 11:7, que “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase.” tarea en la que tardó aproximadamente 100 años, siguiendo muy de cerca las instrucciones que le había dado Dios para llevar a cabo tan colosal misión; tiempo durante el cual, todo el resto del mundo estaba viviendo su vida normal, “comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento.” como nos cuenta Mateo 24:38
Por otro lado, sabemos que Noé es llamado en la Biblia “pregonero de justicia”, 2 Pedro 2:5, por lo que entendemos que mientras construía el arca (que por su tamaño no pasaba desapercibida ante los ojos de cualquiera), puso todo su empeño en llevar a otros el anuncio de que el diluvio vendría. Durante todos esos días en que tardó en caer la primera gota del cielo, nadie creyó en su pregón, y para entonces fue muy tarde ya, pues “no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos.” Mateo 24:39
El diluvio universal es un hecho histórico, pero es también un hecho que apunta a Cristo, pues Él es el arca en el que toda persona se refugia una vez cree en su nombre. Así como la humanidad entera de los tiempos antiguos no creyó en la necesidad del arca, con excepción de Noé, muchos hoy en día no creen en la necesidad de Cristo. No obstante, el fin de los tiempos vendrá, así como el diluvio, como un ladrón en la noche, cuando el mundo menos lo espera, y cuando la humanidad se halle a sí misma envuelta en el desarrollo de su vida normal, pensando tan solo en el aquí y en el ahora.
Cuando aquel día llegue (como vemos en el versículo que tratamos hoy), Dios mismo cerrará la puerta del Arca, y solo quienes estén dentro de ella serán salvos del juicio eterno. Por esta razón hoy, más que nunca antes, seamos pregoneros de justicia como lo fue Noé, y anunciemos el evangelio, a los cuatro vientos, pues no sabemos qué corazón tocará el Señor, ni cuando, concediéndole el arrepentimiento y la fe que le permitan entrar en el Arca Eterna, cuyo único nombre es Jesucristo.
Cristo vuelve y nadie sabe la hora. Por tanto, el tiempo de compartir las buenas noticias de salvación es ahora y el tiempo de creer en Jesús para salvación es ahora. Entra en el Arca y aférrate a ella, ahora.
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