Quizás ahora se pregunte: “¿cómo se puede aplicar todo esto a mi vida?” “¿Puedo ser salvo y tener el perdón de mis pecados?” “Yo soy pecador, ¿me aceptará Dios?” “¿Hay algunas ordenanzas o ritos que tenga que efectuar antes de ser salvo?” “¿Tengo que sentir una 'sensación especial' antes de llegar a ser cristiano?” Todas estas preguntas merecen respuestas bíblicas.
4.1 Considerando el Precio
La puerta de la salvación está abierta de par en par para todos los que quieran entrar. No hay una sola persona, por más pecadora que sea, que Dios no pueda salvar. Usted no puede comprar la salvación ni el perdón de pecados y no hay ciertos ‘sentimientos especiales’ que tenga que experimentar, ni ordenanzas que tenga que observar antes de ser salvo. La salvación es el don gratuito de Dios. La salvación es del Señor, (Jonás 2:9; Romanos 6:23; Efesios 2:8-9; Filipenses 2:13; Tito 3:5).
Pero… ¡Aunque la salvación es gratis, no es barata! El ser cristiano implica que alguien pagó el precio. (1 Pedro 1:18-19).
Cuando una persona es convertida al cristianismo eso implica que desde ese día en adelante Cristo ha de gobernar su vida. Usted tendrá que renunciar a ciertas cosas que ha hecho toda su vida y hará otras que nunca ha hecho antes. La gente pensará que se ha vuelto un fanático. Sus amistades y quizás algunos de sus parientes se le opondrán y serán enemigos. Hay problemas en la vida cristiana, pero el gozo del perdón y la seguridad de la vida eterna sobrepasan todas las dificultades. Cristo Jesús dijo: “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:27. Una persona, para ser un cristiano, tiene que arrepentirse de sus pecados y confiar en Cristo Jesús para que le salve. (Más adelante estudiaremos sobre el arrepentimiento y la fe en Jesucristo).
Preguntas de reflexión:
1. ¿Qué le dijo el Señor a aquellos que parecían ser sus seguidores? (Juan 6:60-66; Lucas 9:57-62)
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2. ¿Qué demanda Jesús? (Mateo 10:37)
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Pensamiento para meditar:
Nuestro amor por el Señor Jesús debe ser más grande que nuestro amor por cualquier otra persona, incluso nuestra familia. Ninguna relación humana debería, de ningún modo, obstaculizar nuestra obediencia a Jesús, aunque esto significara romper con esa relación.
3. Jesús debe tener la prioridad aún sobre nuestra… (Lucas 14:26)
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4. Jesús debe tener la prioridad aún sobre… (Lucas 14:27)
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5. Jesús debe tener la prioridad aún sobre… (Lucas 14:33)
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Jesús debe tener la prioridad sobre todo y sobre cada cosa de mi propiedad. Si amamos las cosas o las posesiones más que a Dios, no podemos ser sus seguidores. Jesús demanda ser la prioridad máxima de nuestra vida o no podemos ser sus seguidores. Cristo debe ser una prioridad más alta que la familia, que el yo, que las posesiones.
y él (Cristo) es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos,
para que en todo tenga la preeminencia; Colosenses 1:18
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