Hemos dicho que el varón y la mujer fueron creados iguales y a la vez distintos. En el matrimonio deben reconocerse y tenerse en cuenta estas realidades. Los dos llevan la imagen de Dios, y tienen la misma dignidad moral y espiritual. De otra parte, las diferencias no son opuestas, sino que tienen el propósito original de complementarse.
Versión completa en pdf (6 páginas)