Cuando alguno nos pregunta qué creemos, podemos responder con la frase: “creemos todo lo que la Biblia dice”. Claro, esta respuesta para poco sirve en cuanto a responder satisfactoriamente a la pregunta. (Foto: Motrenko/Flickr)
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Si vamos a celebrar o conmemorar los 500 años de la Reforma Protestante, es importante que sepamos qué fue lo que los reformadores enseñaron, y también cuál fue el sistema de creencias que opusieron a la fe católica de sus tiempos. En otras palabras, preguntarnos, ¿qué contiene y qué enseña la fe reformada?
No voy a intentar escribir un resumen de toda esta doctrina. Más bien, voy a recomendar dos lecturas:
• “La Confesión de Fe de Lóndres de 1689”.
• Doctrinas Claves, por E. Palmer
Si no tiene estas obras, y si no quiere buscarlas en Internet, con mucho gusto se las hago llegar a domicilio. Escriba una nota a bevstan38@gmail.com, o llame a 318-542-8003. No tienen costo alguno.
Por supuesto, no son los únicos documentos que explican la fe reformada. Tampoco son infalibles, como sí lo es la Biblia. No son autoridad para uno o para la iglesia, sino sólo en un sentido secundario: sirven como guías, como compendios. Cuando alguno nos pregunta qué creemos, podemos responder con la frase: “creemos todo lo que la Biblia dice”. Claro, esta respuesta para poco sirve en cuanto a responder satisfactoriamente a la pregunta. Entonces, se puede luego hacer un resumen verbal para la persona que pregunta. Pero, juntamente con esto, y aun mejor, es entregar un documento más completo y más exacto, y siempre disponible para que la persona (y para uno mismo) repase la fe bíblica, es decir, el sistema de la verdad que la Biblia presenta, la cual llamamos la fe reformada (debido a que caracterizó la Reforma del siglo XVI), para distinguirla de otros enfoques doctrinales. Consideramos que es importante que la persona interesada en entender la Biblia tenga una guía, la cual le permita identificar los temas o puntos principales que la Biblia ofrece como la declaración del pensamiento de Dios, como por ejemplo los dos libros mencionados arriba.
Pero para responder la pregunta al comienzo de este escrito, anoto a continuación las cinco “solas”, cinco doctrinas o enseñanzas, las cuales comienzan con la palabra sola o solo:
• Sola Escrituras
• Sola fe
• Sola gracia
• Solo Cristo
• Sola a Dios la gloria.
En lugar de ofrecer aquí una explicación de estas cinco doctrinas, le remito a Internet, y para aun más explicación de lo que es la fe reformada, le recomiendo la lectura del libro Una Fe Para el III Milenio, o el libro La Predestinación por L. Boettner. La falta de entender la fe reformada ha sido muchas veces la causa de su rechazo, pero en realidad no de la fe reformada como tal, sino de una caricatura o una falsificación de ella.
Tratando de la conmemoración de los quinientos años de la Reforma Protestante, confieso mi gran tristeza porque muchísimas personas, incluyendo hermanos evangélicos, por ninguna razón quieren conocer directa y personalmente lo que enseña la fe reformada. Rechazan lo que no han entendido de la forma como los “reformados” lo creen en verdad.
Claro, otros sistemas doctrinales comparten algunos de los puntos que son las doctrinas principales de la fe reformada, y en la medida de hacerlo, ya son de la fe reformada. Pero muchas veces al aceptar parcial y no completamente esta fe, no son consecuentes con el sistema como tal, y a la vez, no son consecuentes con su propio sistema. Confiesan, por ejemplo, con toda sinceridad y todo celo, que la salvación es de Jehová, pero a la vez, insisten en que es el hombre, por su libre albedrío, quien permite que Dios lo salve a uno. Por este error, no toda la gloria es para el Señor. Por este error, no todo depende de la obra redentora de Cristo. No todo depende de la obra vivificante del Espíritu Santo. El hombre es tenido por “héroe”, pues es él quien dio su voto por el Señor, supuestamente haciendo posible así que su señorío y su salvación entren en vigor. Dicho error, si no es corregido por una vida y un corazón que de todas formas reconozcan que la salvación es del Señor, en su totalidad, ha de conllevar a otros errores y deformaciones nada recomendables.