La palabra de Dios dice en Isaías 57:21 que no hay paz para el impío. La causa, por supuesto, es el pecado, el cual reside dentro del corazón de todo hombre, y por tanto la solución es espiritual.
Nuestra parte en la solución de este problema es la de predicar el evangelio, el cual trae reconciliación entre el pecador y el Creador. Como resultado, en lugar de llegar a una ausencia de conflicto, como se esperaría, encontraremos confrontación, según dice Jesús mismo en Mateo 10:34-39.
En esta predicación se enfatizará el hecho de que la búsqueda de paz no implica el guardar silencio para evitar problemas.