Al respecto de la ley en las escrituras nacen muchas preguntas, las cuales es necesario abordar, sin evadir las consecuencias a que se lleguen. Una de ellas es, ¿cuál es el propósito de la ley? Para un cristiano, este propósito es el mostrar que debemos tener más justicia de la que tenemos, y que para alcanzarla en su nivel requerido nos toca recurrir a Cristo.
¿Por qué Cristo atacó tanto a los fariseos y escribas durante el sermón del monte? ¿Quiénes son estos personajes? En resumen, puede decirse que era la élite moral de esos tiempos, y ¿cuál era la esencia de la justicia de ellos? Era sólo lo externo. Una justicia por demás parcial y tergiversada.
¿Cuál es la justicia que el Señor demanda? La perfecta, la absoluta; a tal punto que debe ser claro para un cristiano que no la podrá conseguir jamás, sino que tiene que ser imputada a él de parte de Cristo. Esta justicia la recibimos efectivamente por medio de la fe en Jesucristo. De manera que cuando Dios mira a cada uno, lo que ve es a Cristo.