Casi dos mil años luego de la resurrección de Cristo, seguimos hablando de Él, y es que nadie más ha tenido victoria sobre la muerte, sino solo Jesús. En esta predicación se comenzará analizando la respuesta del mundo ante la muerte de Jesús, en este caso los sacerdotes y fariseos.
La primera reacción es el menosprecio: se atrevieron a tildar a Jesús de engañador. Vieron el ejemplo de Cristo, pero no creyeron, en especial no creyeron que se levantó de los muertos. Además, respondieron en incredulidad, y lo hicieron así porque ellos no eran hijos de Dios.
De otra parte, la respuesta de Dios no puede ser más opuesta. Envió a un ángel para remover la piedra, no para ayudar a Cristo, sino para que las mujeres y los discípulos pudieran entrar al sepulcro y ver. Dios muestra su aceptación ante la obra de Cristo, precisamente en la resurrección.