Dios es quien coloca y quita gobernantes, asimismo es quien define sus funciones. Este es el caso de Nabucodonosor, rey de los caldeos en Babilonia, quien llevó cautivo al pueblo de Israel. El pueblo de Dios había quedado en manos de uno de los gobernantes más despiadados.
Nabucodonosor quiso eliminar las creencias religiosas del pueblo, y para eso escogió jóvenes influyentes. Los hizo aprender la cultura caldea, para que ellos luego voltearan al pueblo. El rey quería que los jóvenes entraran en comunión con sus ídolos y que se alejaran de Dios.
Todo esto pasó como castigo, porque el pueblo había olvidado a Dios y no se habían arrepentido. A pesar de todo, y en medio de condiciones tan adversas, Dios mantuvo fieles a algunos jóvenes. Que Dios nos guarde y nos sostenga firmes en la fe, para que vivamos vidas agradables al Señor.