Los últimos días han sido difíciles para nuestro país; hay una gran tensión y nuestra oración es para que se calmen los ánimos, porque haya cordura, y que no terminemos autodestruyéndonos. Ante este panorama, oscuro y desalentador, ¿cómo hemos de responder?
El pasaje comienza diciendo oídme, y lo dice es a Su remante fiel, también hoy nos habla en medio de esta situación. Nadie nos arrebatará de Su mano; solo miremos la historia para comprobar Su cuidado. El Señor así lo ha prometido, nos cuidará porque ya dio un precio muy alto por Su iglesia.
Dios promete salvación a Su pueblo. Esa promesa que hizo en el libro de Isaías ya ha sido cumplida en Jesucristo, y no solo aplica a Israel, sino a la Iglesia; Jesucristo fue quien recibió todo el peso del castigo por nuestro pecado. Por esto, no debe haber razones para que seamos presas del temor.