“...Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.” Ester 2:20b
Esta jovencita entendió, asimiló y practicó, por la gracia del Señor, el mandamiento de honrar a los padres. El trabajo realizado por Mardoqueo, padre adoptivo, no fue en vano, fue usado por Dios para hacer de ella una niña humilde, niña dócil que se dejaba guiar por los que sabían, algo que es evidencia de la humildad.
¿y cuál fue el resultado? ¿Qué hizo Dios? Pasó de ser nadie a los ojos de los hombres, para bien de muchos, a ser la reina del imperio Medo-persa. Pero quizá alguien diga: “Pero he visto orgullosos, arrogantes, vanidosos que han sido también enaltecidos.” Hay que reconocer, sí, existen, y muchos, como ejemplo Amán, en el mismo libro de Ester, pero a diferencia de Ester cuyo enaltecimiento fue para bien, el de los orgullosos es para su ruina y ruina de los que le siguen.
“Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre
Y antes de la honra es el abatimiento.” Pr. 18:12
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