Habladores versus hacedores - 2
Pastor Augusto Ramírez, 10 de julio de 2016
Este pasaje está dirigido a los que profesan a Dios y que aun así terminan en condenación. Esto indica que existe un peligro alto de auto engañarnos; esto, cuando la tranquilidad del profesante para salvación está en hacer lo correcto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que 1) una profesión de fe, sin obras, es una fe muerta.
No es posible ser justificado por la fe y no actuar. Lo que sí se puede es caer en hipocresía, por ejemplo confiando en lo que decimos para salvarnos. En contraste, 2) un despliegue de obras, sin fe, es considerado como poco menos que trapos de inmundicia. Un ejemplo de este caso es Judas Iscariote, quien fue contado entre los doce.
Lo que Dios espera de nosotros es que creamos en su hijo, Jesucristo, que nos amemos unos a otros y que guardemos sus mandamientos, para lo cual debemos estarnos examinando en todo momento. Al que no actúa según el mismo Señor exige, Dios lo declarará como no conocido, lo que indica que no es de su pueblo amado.
Pasaje central: Mateo 7:21-23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.